¿La clase de baile es siempre aprender movimientos, pasos y secuencias?

30.03.2018

Normalmente se cree que para aprender a bailar hay que saber movimientos y pasos de danza, y en parte es cierto, aunque no siempre es así. 

 Dependiendo de su finalidad, el aprendizaje de la danza puede tener diferentes enfoques, y puede ser más importante aprender a ser que aprender a bailar. Si nuestro interés está dirigido a desarrollar nuestro potencial femenino o reforzar nuestra confianza debemos poner énfasis en buscar aquel movimiento específico que libere nuestro potencial y fortalezca nuestra confianza, en lugar de aprender un vasto repertorio de movimientos sin conexión entre sí. La danza entonces no es el fin, sino la herramienta que posibilita los cambios necesarios para alcanzar el bienestar físico y emocional.  

Puede resultar extraño asistir a una clase de danza y no aprender a bailar. Mientras existan necesidades más importantes que demostrar destreza física, la danza en sí puede pasar a segundo plano. Vamos a desarrollar otras cualidades más importantes primero, a reconocer el potencial interno y cómo aprovecharlo; descubrir ese lado femenino, intuitivo, amoroso, suave y delicado; mejorar la postura transmitiendo seguridad y elegancia. Buscar la conexión con algo más que la mente, la conexión con la respiración, con la madre tierra, con el espíritu, con la emoción del momento presente, con la música, conmigo misma. 

Y luego podemos comenzar a realizar algunos pasos o secuencia de danza, pero antes de bailar debemos aprender a ser generosas y brindarnos. Brindarnos a la música, saber entregarnos al movimiento y lo que éste exija: ahora me dejo mecer suavemente con la delicadeza del violín, me dejo vibrar aflojando toda tensión al escuchar las cuerdas del qanun, me permito ondear con el milenario sonido de la flauta, y me conecto con la tierra al escuchar los latidos del tambor. Vibrar, soltar, mecerse, dejarse llevar, respirar suavemente, girar, soñar... todo lo que la música permita y ofrezca a los sentidos. 

Poco a poco se aprende a bailar, a entregar, a aflojar, ser. Poco a poco, sin brusquedad, sin ansiedades, sin necesidad de hacer, tan sólo experimentando y viviendo el momento. Aprender a danzar sin necesidad de alcanzar una meta, sembrando y cosechando en el camino, andando poco a poco, a paso tranquilo, escuchando cada nota y sintiendo como ésta se conecta a cada músculo del cuerpo creando movimiento, libremente, sin prisa pero con constancia. Desarrollando el arte de escuchar y escucharme, aprendiendo a respetar mis tiempos y los tiempos de los demás. 

Medito mientras danzo, y danzo la vida, el amor, el sufrimiento, el olvido o el ensueño. Danzo lo que quiero ser y lo que soy hoy por hoy y para eso no es necesario aprender pasos complicados o técnicas escénicas.   


Por Neferú Iabet, bailarina oriental, terapeuta holística.

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