¿Por qué decidirse a estudiar Danza Oriental Terapéutica?
Lo primero que tiene que tener claro una mujer que decida estudiar Danza Oriental con enfoque terapéutico es que NO va a aprender a bailar. Si desea aprender a bailar correctamente Danza Oriental deberá inscribirse en una academia, asistir a los cursos y seminarios, dar los exámenes e ir superando las etapas que le prepararán como bailarina oriental y de danzas árabes.
La mujer que asiste a clases de danza sanación tiene que tener en claro que aprender a bailar no es su prioridad, puede que lo logre... o puede que no. Ella tiene que tener otros motivos para decidirse por este tipo de terapia; casi siempre esos motivos son los que ella siente como impedimentos en su vida personal. Y los motivos pueden ser variados, muchas de las mujeres que acuden a las clases lo hace porque necesitan sanar el vínculo con su madre o su padre, otras desean mejorar su autoestima y dejar de sentir culpa, lástima o desprecio por sí mismas. Hay quien viene a sanar el pasado, a relacionarse mejor con su pareja o sus hijos, o a realizar una actividad física que le permita moverse sin sentir fatiga o dolor. También están quienes desean comenzar a transitar un camino espiritual que las reconecte con su esencia e intuición. En realidad, todas las mujeres vienen por el mismo motivo: tienen miedo.
El miedo está presente en nuestras vidas desde la infancia, desde esos momentos en que nos "metían miedo" para controlarnos o doblegarnos, y conseguir así niños bien "educados". Una vez que el miedo se presenta jamás nos abandona lo seguimos cargando durante el resto de la vida. Hay quienes aprenden a enfrentarlo a diario y lo "vencen" momentáneamente... y deberán vencerlo mañana y pasado también. Otros lo arrastran consigo y, sin saberlo, atraen a su vida situaciones de miedo y hasta de violencia (pues la energía atrae más energía de igual polaridad). Son quienes luego se quejan del miedo externo desconociendo que en realidad son los portadores del mismo, y van creando la situación perfecta para seguir atados a ese miedo interior. Algunas personas niegan sentir miedo como una forma de escudarse de ese sentimiento, pero lo dejan ver en mínimos detalles y en su forma de expresarse. El miedo está siempre con nosotros, miedo a perder algo o alguien, miedo a fracasar, miedo a llegar tarde, miedo a no ser suficientemente bueno, miedo a defraudar.... la lista es infinita.
Las mujeres llegan a la clase de danza sanación con miedos, algunos conscientes otros no, y lo manifiestan de inmediato cuando dicen que a todo que no: no saben bailar, no tienen oído musical, no, tienen flexibilidad, ni coordinación, etc. Lo único que parece que tienen es miedo: a fracasar, al ridículo, a las comparaciones... El miedo es humano, no obstante, es un inconveniente mayor pasar toda la vida aceptando y manteniendo miedos. ¿Y si mejor trabajamos en eliminarlos en lugar de enfrentarlos todo el tiempo? Así comienza la danza, reconociendo los miedos que todas portamos y haciéndonos cargo de la situación.
Para eliminar los miedos primero hay que descubrirlos, reconocerlos y tener la voluntad de eliminarlos uno por uno (porque muchos son miedos inconscientes). La danza brinda una gran ayuda al dejar de lado a un gran hacedor de miedos: la mente (no todo el mundo conoce que, mientras se baila, no se puede pensar o concentrarse en algo diferente a la acción exigida por la danza).
La mente puede ser maravillosa y positiva. Ella crea y sostiene sus creaciones, nos permite todo funcionamiento, pero también tiene una parte "oscura", crea miedos y los alimenta. Esta acción de la mente puede ser positiva si funciona en el momento en que debe hacerlo, cuando el peligro es real y eminente, entonces la mente actúa permitiéndonos salvaguardar nuestro cuerpo ya sea luchando o huyendo. ¿Pero qué ocurre cuando perdemos el control de esa función mental? Pues que la mente sigue en el modo "miedo" y los crea sin que exista un motivo o peligro real.Entendiendo qué es lo que funciona como no queremos podemos "desprogramar" los miedos y empoderarnos. La sanación holística cuenta con diferentes herramientas para realizar esa desprogramación. Así las clases de danza sanación pueden complementarse con sesiones de Barras de Access para "limpiar" de miedos la mente y el cuerpo. Esta herramienta y otras, permiten un mejor desarrollo de la danza para la vida.
Sin miedos a la vista es sencillo construir los movimientos típicos de la Danza Oriental: los movimientos de la zona pélvica y abdominal. Allí guardamos recuerdos remotos y ancestrales, honramos nuestro útero y energía femenina y allí debe comenzar la sanación utilizando movimientos basados en la geometría sagrada. Sanamos así nuestro linaje femenino junto con nuestro cuerpo pasado, presente y futuro. Nuestra mente también se sana, se limpia, se asimila, se acepta y se despierta la consciencia que es nuestra mayor aliada. Si queremos una mente sana debemos asimilarnos a la consciencia individual primero y a la colectiva después.
Bailar nos sana a nivel físico mientras vamos examinando el cuerpo de adentro hacia afuera, respetándolo porque somos un alma que tiene un cuerpo a su cargo y debemos cuidarlo y apreciarlo.
Bailar nos sana a nivel mental cuando nos exige que limpiemos nuestra vida del miedo eliminandolo allí donde se crean: en la mente.
Bailar nos sana a nivel emocional porque nos conecta con nuestras emociones ancestrales, profundas, atemporales, disfuncionales y caóticas habilitándonos para interiorizarlas, sanarlas y bendecirlas.
Bailar nos sana a nivel espiritual porque nos une a la energía femenina y a la energía masculina, a la energía sanadora de la música, a nuestra propia energía y a la energía de otras personas, otros espacios y otras realidades.
Bailar hace bien, aunque se hable poco del poder sanador de la música y del poder liberador del movimiento. Sólo los niños lo saben, por eso bailan de forma espontánea antes de ser tomados por algún miedo invasor que les exija "bailar bien y moverse correctamente". Algunos logran rescatar esa pasión y la mantienen intacta en su corazón hasta volverse adultos. Esas son las personas que logran evolucionar hacia el amor y son llamados "artistas". Porque la danza siempre busca eliminar el miedo y poder así compartir sólo amor con los demás.
Por Neferú Iabet, bailarina oriental, terapeuta holística del Espacio de la Diosa.